Por: María G. Velarde Aguilar y Gilda Y. Andrade Michel
En el año de 1976, un profesor de 44 años llamado Mabalo Lokela
regresaba de un viaje a una aldea cercana al río Ébola en Yambuku, República
Democrática del Congo (antes llamada Zaire), cuando súbitamente comenzó a
presentar fiebre, que fue diagnosticada como malaria; recibió tratamiento
médico pero su condición no mejoraba, y al cabo de una semana sus malestares
incluyeron vómitos incontrolables, diarrea sangrienta, dolor de cabeza, mareos
y dificultad para respirar… finalmente falleció 14 días después de iniciados
los síntomas. En el mismo año, en Nzara, Sudan se presentó otro caso de Ébola,
en un trabajador de una fábrica de algodón.
Esos fueron los primeros casos registrados de la llamada
enfermedad por el virus del Ébola (EVE) -anteriormente conocida como fiebre
hemorrágica del Ébola- un padecimiento con una letalidad de hasta 90%, que hoy
en día es incurable, y que ya ha
cobrado la vida de miles de personas en los últimos dos meses.
El virus del Ébola es un virus de RNA de cadena sencilla y
pertenece a la familia Filoviridae. Actualmente se han aislado cinco cepas de
este virus: Ebola-Zaire, Ebola-Sudan, Ebola-Cote d´Ivore y Ebola-Gabon que
afectan a humanos y Ebola-Reston que sólo infecta monos.

El virus del Ébola llega a la población humana cuando existe
contacto con órganos, sangre o líquidos corporales de animales infectados. En
el continente Africano se ha registrado la infección asociada con manejo de
chimpancés, gorilas, murciélagos frugívoros (que comen fruta), monos, antílopes
y puercoespines que se habían encontrado muertos o enfermos en la selva.
Posteriormente, se lleva a cabo la transmisión persona a
persona por contacto directo. El virus ingresa en el cuerpo a través de las
membranas mucosas (ojos, boca, nariz), por el contacto directo de sangre y
líquidos corporales como heces, orina, saliva, sudor, líquidos vaginales o
semen, de personas o cadaveres infectados. El virus puede sobrevivir varias
horas sobre superficies, así que también puede ocurrir la transmisión cuando se
tiene contacto con cosas contaminadas por el paciente enfermo, como ropa,
agujas usadas, ropa de cama.
El tiempo de incubación (periodo desde el contagio hasta la
aparición de síntomas) oscila entre 2 y 21 días, y en esta fase no existe
riesgo de contagio, solamente una vez que se han manifestado los síntomas.
Síntomas y tratamiento

Los síntomas varían en cada persona, pero suele
comenzar con fiebre alta, debilidad, dolores severos musculares, de cabeza y de
garganta, vómitos y diarrea. Estos síntomas se manifiestan entre el primer y
quinto día. Entre el quinto y séptimo día los síntomas se vuelven más severos.
Aproximadamente en la segunda semana aparecen erupciones y descamación en todo
el cuerpo, hemorragias en las encías, naríz, boca, ano, vagina y conjuntiva.
Por último viene la muerte por falla en diversos órganos.
Si las personas sobreviven a la segunda semana, entran en una
fase donde la fiebre subsiste y la falla en los órganos es evidente, pero
comienzan con un lento proceso de recuperación aproximadamente a las dos o tres
semanas después de iniciada la enfermedad.
Las infecciones por el virus del Ébola sólo pueden diagnosticarse mediante pruebas de laboratorio, y actualmente
no existen medicamentos ni vacunas aprovadas por la FDA (Food and Drug Administration) que curen o prevengan la enfermedad,
aunque existen productos en fase de desarrollo.
Debido a que los pacientes se deshidratan, se les suele rehidratar
por vía intravenosa y oral, y se tratan de otras infecciones que puedan
afectarlos. Todo el tratamiento ocurre en total aislamiento de otros pacientes
para evitarles el contagio.
El reciente brote del
Ébola
El día 8 de agosto de este año, cuando existían alrededor de
1,000 fallecidos, la OMS (Organización Mundial de la Salud), decretó esta
situación como “emergencia pública sanitaria internacional”, e hizo
recomendaciones para detener la transmisión, debido al riesgo de una pandemia
mundial.
A la fecha más de 7,400 personas de Guinea, Liberia, Nigeria,
Senegal y Sierra leona en África occidental han contraído el virus desde marzo,
de las que 3,400 han muerto; lo que lo convierte en el mayor brote de toda la
historia. Si todos los pacientes reciben el tratamiento adecuado y los fallecidos se entierran de manera segura, se estima que para enero del 2015 habrá solamente entre 11,000 a 27,000 casos. Pero en el peor de los escenarios, si este brote no se maneja bien, se estima que tendremos entre 537,000 a 1.4 millones de casos para enero del próximo año.
Actualmente existen al menos 14 pacientes que han sido
tratados fuera de África. La mayoría han sido trabajadores de la salud, que han
contraído el virus en África occidental y fueron llevados a sus países para recibir
tratamiento, pero dos de esos casos fueron diagnosticados en otros países: un
hombre que viajó de Liberia a Dallas, Texas, y una enfermera española que se
enfermó cuando cuidaba a un misionero en Madrid.
El Sr. Duncan, el paciente que llego a EUA desde Liberia, fue
diagnosticado con Ébola el 30 de septiembre y falleció el día 8 de octubre.
Ninguna de las 50 personas que estuvieron expuestas al virus en Dallas han
presentado signos de la enfermedad.
Nota: los datos aquí presentados corresponden al 9 de octubre de 2014.
Publicado en la edición semanal de El Comentario
Lunes 13 de octubre de 2014
Número 181, páginas 16-17
Fuentes:
1. Centers for Disease control and
Prevention (CDC). Disponible en: http://www.cdc.gov/.
Consulta: 9 de Octubre de 2014.
2. How many Ebola patiens are being
treated outside of West Africa? NYTimes. Consulta: 9 de Octubre de 2014.
3. Organización Mundial de la Salud
(OMS) disponible en: http://www.who.int/es/.
Consulta: 9 de Octubre de 2014.
1. Centers for Disease control and Prevention (CDC) http://www.cdc.gov/vhf/ebola/index.html
2 y 4. Modificado de NYTimes. How many Ebola patiens are being treated outside of West Africa?
3. 2003, International Council of Nurses, International Nursing Review, 50, 156–16.
5. María G. Velarde-Aguilar.
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