Por Gilda Y. Andrade Michel y María Guadalupe Velarde
Aguilar
Estimado
lector, ¿Te has dado una vuelta últimamente por el parque regional de nuestro
estado de Colima? ¿En especial por el vivero interno? ¿Sabías que tienen un
vivero?, ahh pues dicho vivero lleva el nombre del Señor Miguel Carlos
Francisco Álvarez del Toro, estarás pensando “¿Y ese señor quién es o qué hizo?”,
pues en esta ocasión aquí te lo contaremos todo.
Nadie es profeta en su tierra
El señor
Álvarez del Toro nació el 23 de agosto de 1917 y vivió su infancia e hizo sus
estudios de educación primaria en nuestro bello Estado. Por azares del destino
terminó en la ciudad de México, donde encontró una oportunidad para trabajar en
Chiapas; una vez allá, le dio rienda suelta a sus pasiones: la Zoología y la Conservación
de la naturaleza. ¡Oh Chiapas tan afortunado!, quién hubiera pensado que este
colimote se fascinaría tanto con sus magníficos paisajes naturales y su fauna.
Durante su
estancia en Chiapas, luchó e hizo mucho por la conservación de importantes
ecosistemas, desde el momento en que pisó aquel Estado hasta antes de su muerte
en 1996. Por toda su trayectoria es considerado como el último naturalista del
siglo XX.
La naturaleza y el campo como escuela principal
Desde muy
joven aprovechó su entorno para realizar observaciones en el campo y ahí
comenzó su gusto por la Historia Natural, especialmente por la Zoología (rama
de la Biología encargada del estudio de los animales), además de las
observaciones, también hacía recolectas de animales y experimentaba con métodos
para preservarlos, uno de estos métodos era la taxidermia que consiste en
disecar animales para conservarlos en buen estado para estudios posteriores.
Lamentablemente por su poca experiencia (amateur), casi no tenía éxito.
Como podrás
notar no hemos mencionado estudios puntuales en alguna escuela o universidad, a
pesar de ello el Señor Miguel vivía ávido por aprender sobre los temas que le
apasionaban, de experimentar y de saciar toda esa sed de conocimiento, pero lo
hacía de forma autodidacta. Su situación familiar y su futuro incierto no le permitieron
establecerse en un lugar y entrar a una institución para realizar sus estudios
universitarios.
Trataba de
mantenerse actualizado en lecturas que hablaran de Zoología y Taxidermia, a su
modo, así que estaba siempre alerta en las recomendaciones o notas sobre libros
que publicaban en periódicos, así consiguió aprender más allá de estructuras
animales y técnicas para disecarlos; dio con las bases de la clasificación de
diferentes especies, ciclos de vida de animales y vasta información sobre la
biología de ecosistemas.
Chiapas ahí te voy
En aquel
1938, a la entrada del bosque de Chapultepec, en la ciudad de México, había
planes para llevar a cabo la formación de un museo de Flora y Fauna Nacionales,
en dicha planeación solicitaban personal y el Señor Miguel fue por el puesto de
“peón a lista de raya comisionado al taller de taxidermia”, así que se capacitó
aprendiendo inglés y siguió fortaleciendo sus conocimientos sobre Zoología de
forma autodidacta (como lo hacía hasta entonces).
Tuvo la
fortuna de que le reconocieran su esfuerzo y poco a poco ascender de puesto
hasta llegar a ser subdirector del Museo. Aunque no le duró mucho la felicidad
porque en 1941, la secretaría de la que dependía el museo para el que trabajaba
cambió de nombre y le quitaron recursos, así que lo destituyeron de su puesto
regresándolo al puesto con el que comenzó. Después de esto deambulaba entre el
Museo Nacional de Historia Natural y el Instituto de Biología de la UNAM (en
este último se sentía menospreciado por carecer de estudios formales).
Ya por pura
casualidad se encontró en el periódico con un trabajo de taxidermista en
Chiapas, donde el gobernador de ese entonces el Dr. Rafael Pascacio Gamboa estaba
muy interesado en formar un museo de gobierno estatal, así que obtuvo el puesto
en 1942 y se mudó al “paraíso salvaje”, considerado así por los citadinos de
aquel entonces.
Para comenzar
la formación del museo, necesitaban animales, así que en Chiapas de aquellos
tiempos no fue difícil conseguirlos ya que venados, chachalacas y
ocasionalmente jaguares se podían apreciar muy cerca de las poblaciones rurales.
Su legado
Al poco
tiempo de estar trabajando como técnico del joven museo, el encargado murió y el
Señor Miguel se quedó a cargo por ni más ni menos que 52 años, durante los
cuales no sólo estuvo a cargo del museo, sino que puso manos a la obra publicando
siete libros entre los que destacan: Los
animales silvestres de Chiapas, Los reptiles de Chiapas, Chiapas y su
Biodiversidad. También publicó 74 artículos científicos y de divulgación en
revistas nacionales e internacionales; además de ser fundador de varias
colecciones biológicas.
Su trabajo no queda restringido a Chiapas,
sino que rompe barreras a nivel nacional e internacional. Es el impulsor de una
modalidad de parques zoológicos muy especiales en donde sólo se exhibe fauna
regional: vertebrados y también invertebrados, y lo más importante de todo es
que buscó recrear el ambiente natural en donde cada especie vivía.
También luchó
por conservar áreas naturales extensas, varias de las cuales están dentro de la
categoría de Reserva de la Biosfera que es la máxima categoría de protección
ambiental, uno ejemplo que tenemos en nuestro estado es la Reserva de la
Biósfera Sierra de Manantlán ¿Ya la conoces?... y hablando de reservas el
pasado 27 de noviembre de 2014 se celebró en nuestro país el día Nacional de la
Conservación.
El Señor
Miguel Álvarez del Toro nos dejó un maravilloso legado y mostró con su vida que
lo que cuentan son los hechos, que más que los títulos cuenta la pasión, el
esfuerzo y la dedicación con que se hacen las cosas.
Publicado en la edición semanal de El
Comentario
Lunes 01 de diciembre de 2014
Número
188, páginas 12-14
Fuentes:
Imágenes:
1. Foto del Señor Álvarez del Toro
(proporcionada por Eduardo Morales Pérez
http://www1.inecol.edu.mx/sonidos/miguelalvarezdeltoro.htm)
2.
Imagen de la
Reserva de la Biósfera Sierra de Manantlán: http://manantlan.conanp.gob.mx/geomorfologia_y_suelos.php
3.
Abaniquillo
chiapaneco: Daniel Pineda.
4.
Culebra sin
rayas chiapaneca: Daniel Pineda.
5.
Cícada: Juan Carlos López Domínguez
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