lunes, 13 de octubre de 2014

El mundo ante el mayor brote de Ébola de la historia


Por: María G. Velarde Aguilar y Gilda Y. Andrade Michel 


En el año de 1976, un profesor de 44 años llamado Mabalo Lokela regresaba de un viaje a una aldea cercana al río Ébola en Yambuku, República Democrática del Congo (antes llamada Zaire), cuando súbitamente comenzó a presentar fiebre, que fue diagnosticada como malaria; recibió tratamiento médico pero su condición no mejoraba, y al cabo de una semana sus malestares incluyeron vómitos incontrolables, diarrea sangrienta, dolor de cabeza, mareos y dificultad para respirar… finalmente falleció 14 días después de iniciados los síntomas. En el mismo año, en Nzara, Sudan se presentó otro caso de Ébola, en un trabajador de una fábrica de algodón.

Esos fueron los primeros casos registrados de la llamada enfermedad por el virus del Ébola (EVE) -anteriormente conocida como fiebre hemorrágica del Ébola- un padecimiento con una letalidad de hasta 90%, que hoy en día es incurable, y que ya ha cobrado la vida de miles de personas en los últimos dos meses.

El virus del Ébola es un virus de RNA de cadena sencilla y pertenece a la familia Filoviridae. Actualmente se han aislado cinco cepas de este virus: Ebola-Zaire, Ebola-Sudan, Ebola-Cote d´Ivore y Ebola-Gabon que afectan a humanos y Ebola-Reston que sólo infecta monos.

Contagio


El virus del Ébola llega a la población humana cuando existe contacto con órganos, sangre o líquidos corporales de animales infectados. En el continente Africano se ha registrado la infección asociada con manejo de chimpancés, gorilas, murciélagos frugívoros (que comen fruta), monos, antílopes y puercoespines que se habían encontrado muertos o enfermos en la selva.

Posteriormente, se lleva a cabo la transmisión persona a persona por contacto directo. El virus ingresa en el cuerpo a través de las membranas mucosas (ojos, boca, nariz), por el contacto directo de sangre y líquidos corporales como heces, orina, saliva, sudor, líquidos vaginales o semen, de personas o cadaveres infectados. El virus puede sobrevivir varias horas sobre superficies, así que también puede ocurrir la transmisión cuando se tiene contacto con cosas contaminadas por el paciente enfermo, como ropa, agujas usadas, ropa de cama.

El tiempo de incubación (periodo desde el contagio hasta la aparición de síntomas) oscila entre 2 y 21 días, y en esta fase no existe riesgo de contagio, solamente una vez que se han manifestado los síntomas.

Síntomas y tratamiento


Los síntomas varían en cada persona, pero suele comenzar con fiebre alta, debilidad, dolores severos musculares, de cabeza y de garganta, vómitos y diarrea. Estos síntomas se manifiestan entre el primer y quinto día. Entre el quinto y séptimo día los síntomas se vuelven más severos. Aproximadamente en la segunda semana aparecen erupciones y descamación en todo el cuerpo, hemorragias en las encías, naríz, boca, ano, vagina y conjuntiva. Por último viene la muerte por falla en diversos órganos.

Si las personas sobreviven a la segunda semana, entran en una fase donde la fiebre subsiste y la falla en los órganos es evidente, pero comienzan con un lento proceso de recuperación aproximadamente a las dos o tres semanas después de iniciada la enfermedad.

Las infecciones por el virus del Ébola sólo pueden diagnosticarse mediante pruebas de laboratorio, y actualmente no existen medicamentos ni vacunas aprovadas por la FDA (Food and Drug Administration) que curen o prevengan la enfermedad, aunque existen productos en fase de desarrollo.

Debido a que los pacientes se deshidratan, se les suele rehidratar por vía intravenosa y oral, y se tratan de otras infecciones que puedan afectarlos. Todo el tratamiento ocurre en total aislamiento de otros pacientes para evitarles el contagio.

El reciente brote del Ébola

El día 8 de agosto de este año, cuando existían alrededor de 1,000 fallecidos, la OMS (Organización Mundial de la Salud), decretó esta situación como “emergencia pública sanitaria internacional”, e hizo recomendaciones para detener la transmisión, debido al riesgo de una pandemia mundial.



A la fecha más de 7,400 personas de Guinea, Liberia, Nigeria, Senegal y Sierra leona en África occidental han contraído el virus desde marzo, de las que 3,400 han muerto; lo que lo convierte en el mayor brote de toda la historia. Si todos los pacientes reciben el tratamiento adecuado y los fallecidos se entierran de manera segura, se estima que para enero del 2015 habrá solamente entre 11,000 a 27,000 casos. Pero en el peor de los escenarios, si este brote no se maneja bien, se estima que tendremos entre 537,000 a 1.4 millones de casos para enero del próximo año.


Actualmente existen al menos 14 pacientes que han sido tratados fuera de África. La mayoría han sido trabajadores de la salud, que han contraído el virus en África occidental y fueron llevados a sus países para recibir tratamiento, pero dos de esos casos fueron diagnosticados en otros países: un hombre que viajó de Liberia a Dallas, Texas, y una enfermera española que se enfermó cuando cuidaba a un misionero en Madrid.

El Sr. Duncan, el paciente que llego a EUA desde Liberia, fue diagnosticado con Ébola el 30 de septiembre y falleció el día 8 de octubre. Ninguna de las 50 personas que estuvieron expuestas al virus en Dallas han presentado signos de la enfermedad. 

Nota: los datos aquí presentados corresponden al 9 de octubre de 2014.

Publicado en la edición semanal de El Comentario  
Lunes 13 de octubre de 2014 

Número 181, páginas 16-17 

Fuentes:

1. Centers for Disease control and Prevention (CDC). Disponible en: http://www.cdc.gov/. Consulta: 9 de Octubre de 2014.
2. How many Ebola patiens are being treated outside of West Africa? NYTimes. Consulta: 9 de Octubre de 2014.
3. Organización Mundial de la Salud (OMS) disponible en: http://www.who.int/es/. Consulta: 9 de Octubre de 2014.

Fotografías:

1. Centers for Disease control and Prevention (CDC) http://www.cdc.gov/vhf/ebola/index.html

2 y 4. Modificado de NYTimes. How many Ebola patiens are being treated outside of West Africa?
3. 2003, International Council of Nurses, International Nursing Review, 50, 156–16.
5. María G. Velarde-Aguilar.


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