Por
Gilda Y. Andrade Michel y María Guadalupe Velarde Aguilar
La naturaleza tiene
complejos mecanismos que le permiten mantener un “equilibrio ideal”, y esto provoca
un óptimo funcionamiento entre cada pequeña parte que la conforma, desde los
organismos microscópicos hasta los grandes animales y plantas. Cuando se altera
este “equilibrio ideal” es cuando surgen serios problemas como la extinción de
especies o la desertificación.
Desde tiempos remotos se
han hecho observaciones minuciosas a la dinámica que se lleva a cabo dentro de
los ecosistemas (sapos comiendo mosquitos, mariquitas comiendo otros insectos
más pequeños), y los científicos han encontrado respuestas interesantes para
tratar de revertir o controlar los daños al ambiente.
Plagas
Cualquier ser vivo puede
ser una plaga cuando el tamaño de su población causa daños a otros, y cuando estos
daños producen grandes pérdidas económicas. Para controlar una plaga es muy
común aplicar productos químicos, que son altamente efectivos pero cuentan con
una enorme lista de desventajas, comenzando por el daño de los suelos,
continuando con la toxicidad hacia otras especies que no son plaga, y
concluyendo con el aumento de dosis requeridas porque las plagas se hacen
resistentes al producto.
En plena era tecnológica
es difícil imaginar que para el combate de ciertas plagas agrícolas, se puedan
aplicar organismos vivos que actúan como soldaditos contra las plagas.
Recordando que este 2015 es el año
Internacional de los Suelos y fomentando su protección, se ha estado
popularizando un tipo muy particular de control de plagas: el Control Biológico.
El Control Biológico es la
eliminación-reducción de plagas o parásitos utilizando otros seres vivos (que
sean sus enemigos naturales), sin afectar el ambiente. Se debe tener mucho
cuidado al introducir alguna especie para que funja como enemigo natural de la
plaga en cuestión, debido a que hay “agentes de control biológico” llamados
generalistas, (pueden ser bacterias, insectos, hongos, plantas, vertebrados) que
además de consumir a la plaga se comen a otros organismos que son parte del
ecosistema, y clave para el desarrollo de otros organismos. Por otro lado
existen los agentes especialistas, que sólo se alimentan o son enemigos
naturales de la plaga, y no dañan a quienes pueden tener funciones cruciales
dentro del ecosistema. A continuación te mostraremos algunos ejemplos de
enemigos naturales para el combate de plagas.
Insectos
Existen diversos
programas para controlar plagas en nuestro país, en los cuales están implicados
los insectos entomófagos (insectos que comen insectos). Algunos buscan a sus
víctimas (como las catarinas) éstos son los –depredadores-; mientras que otros
crecen dentro de su presa hasta causar su muerte, a estos se les llama –parasitoides-
(avispitas y moscas). En México se utilizan insectos para combatir plagas que
afectan a cítricos, ciruela, alcachofa, café, guayaba, hortalizas, mango, entre
otros.
Hongos
No todos los hongos son
como los champiñones, también los hay microscópicos que actúan como
descomponedores o degradadores de materia orgánica, que es un rol muy
importante en la naturaleza, y ciertas especies de éstos son parasitarias. En
control biológico tenemos hongos entomopatógenos (que comen insectos y
arácnidos) y los nematófagos (que comen nemátodos [gusanos redondos]).
Las esporas de los hongos que se dispersan en
el ambiente se pegan a los insectos, degradan el exterior de su cuerpo y se
introducen para terminar su comida. En nuestro país se utilizan hongos
entomopatógenos para controlar plagas como el HLB o dragón amarillo en
cítricos, el pulgón café (que afecta a cítricos también), la langosta
centroamericana (afecta a varios cultivos: maíz, ajonjolí, sorgo, algodón, caña
de azúcar, entre otros) y la broca del café (plaga que afecta plantaciones de
café).
Los hongos nematófagos
tienen un futuro prometedor en la industria ganadera, se han administrado vía
oral en el alimento o galletitas especiales de las vacas, ovejas, chivos y
caballos para reducir los parásitos.
Bacterias
Bacilus thuringenisis (Bt) es una bacteria mundialmente
utilizada en el control de mosquitos y otros artrópodos, que no sólo transmiten
enfermedades al hombre (como el dengue), sino también a los cultivos. Esta
bacteria produce toxinas que entran al tracto digestivo del insecto, se pegan
al intestino y perforan sus células. Bt no es tóxica para reptiles, aves,
peces, mamíferos, incluyendo a los humanos.
Plantas
¡A que no te imaginabas
que la protagonista del día de muertos es clave para el control de nemátodos e
insectos! Se ha reportado que Tagetes filifolia,
pariente de la flor de Cempoalxóchitl
o cempasúchil, con sus aceites esenciales de olor anisado, actúa
como repelente de la mosquita blanca (transmisora de virus que pueden causar
daños importantes a los cultivos). El modo de uso es plantarla intercalada con
otras plantas. Otras especies de cempasúchil como Tagetes erecta se utilizan para
rehabilitar suelos y prepararlos para que se vuelva a sembrar en ellos, además
esta especie elimina la “gallina ciega” (que acaba con las raíces secando las
plantas); también se utiliza para controlar los nemátodos. Lo anterior gracias
a sus piretrinas y tiofenos (sustancias vegetales responsables de sus efectos
contra insectos y gusanos). Así que ya lo sabes, planta tus flores después de
las festividades para evitar plagas en tu jardín.
Además de los ejemplos
mencionados, tenemos otros más cotidianos como las lagartijas o cuijas que son
depredadoras de plagas de insectos; asimismo los sapos, ranas, peces y
murciélagos se alimentan de una gran cantidad de insectos, y de este modo
mantienen el control de las poblaciones.
Publicado en la edición semanal de El
Comentario
Lunes 26 de octubre de 2015
Número 227, páginas 24 y 25
Créditos fotos:
Foto anís de monte: Pedro Tenorio Lezama (conabio)
Gettyimages
Fuentes:
1)
Serrato-Cruz,
M. A. Julio-Agosto 2004. Cempoalxóchitl: Diversidad Biológica y usos. Revista
Ciencia y Desarrollo en Internet.
2)
Acevedo-Ramírez,
P., Quiroz-Romero, H., Mendoza-De Gives, P., Rendón-Gómez, J. L.
Noviembre-Diciembre 2013. Una red microscópica en la lucha por sobrevivir.
Ciencia Y Desarrollo.
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