Por: María G. Velarde Aguilar y Gilda Y. Andrade Michel
Desde tiempos inmemorables los humanos hemos utilizado a la vida
silvestre como una fuente de alimento, refugio, vestido, medicina y ornamentos,
e indudablemente ha sido la principal forjadora de las culturas y de la forma
de ver el mundo de todas las civilizaciones que han habitado este planeta.
Sin embargo, en las últimas décadas, con el aumento de las
poblaciones humanas, el uso insostenible y el incremento en los aprovechamientos
ilegales, como lo es el tráfico ilegal de especies, se ha ejercido una fuerte
presión sobre estos recursos, poniendo en serios aprietos a muchas especies de
animales y plantas en todo el mundo.
México es un país “megadiverso”, ocupa el primer lugar
en el mundo en riqueza de reptiles, el segundo en mamíferos y el cuarto en anfibios
y plantas, y esta riqueza lo convierte en un lugar muy vulnerable para el
contrabando de especies, y por ello desafortunadamente es
un país muy activo en este sentido, tanto a nivel nacional como internacional.
Los organismos son comercializados o sustraidos de su hábitat
natural por diversas razones entre las que se encuentran: uso como mascotas,
medicina tradicional, costumbres como brujería, comida exótica, afrodisiacos, uso
ornamental, fabricación de prendas etc. Y cabe mencionar que la gran mayoría
son transportados en pésimas condiciones y mueren durante el transporte por
inanición, deshidratación, asfixia, enfermedades, entre otras causas.
Algunos ejemplares son traficados vivos y en etapa adulta,
pero otros son comercializados como productos o en partes, por ejemplo, huesos,
carne, pieles, polvos, semillas, bulbos, huevos, etc., lo cual dificulta
enormemente a las autoridades hacer la correcta identificación de lo que se está
vendiendo o transportando. Esto es muy importante puesto que muchos traficantes
mienten al declarar que los productos que transportan provienen de especies que
no están en peligro de extinción y que su comercialización está permitida, tras
lo cual salen librados, ya que los inspectores no pueden identificar con
certeza la especie de la que proviene el material.
molécula de ADN |
Pero existe una huella que está presente en cada trozo de los
organismos, que permanece inalterada a través del desarrollo, y que es única
para cada ser vivo. Efectivamente, hablamos del ADN, esta molécula se ha utilizado
ampliamente desde hace tiempo por los científicos para identificar organismos a
partir de partes muy pequeñitas de ellos como lo son plumas, pelos, gotitas de
sangre, hojas, raíces, etc.
Una de las iniciativas de este tipo más importantes, es la
del Código de Barras de la Vida, la cual consiste en utilizar un pequeño
fragmento de ADN (aproximadamente 600 pb) para identificar especies, así como
lo haría un Código de Barras para un producto del supermercado. Actualmente en
todo el mundo se están obteniendo códigos de barras de cientos de seres vivos
alrededor de todo el mundo, y se espera que algún día todos tengan el suyo.
En este año Google otorgó uno de sus premios Global Impact Awards
a una iniciativa mundial para utilizar los Códigos de Barras Genéticos para
ayudar al combate del tráfico ilegal de especies, que recibe el nombre de
Proyecto de Códigos de Barras de la Vida Silvestre (Barcode of Wildlife
Proyect). Los países participantes son México,
Sudáfrica, Kenia, Nigeria y dos países por definir en Asia y Sudamérica.
En nuestro país, en una colaboración sin precedentes, se
sentaron a la mesa científicos de varias regiones y centros de investigación de
México como el Instituto de Biología de la UNAM, ECOSUR y CIBNOR, las autoridades
CITES -encargadas de velar para que el comercio internacional no sea una
amenaza para las especies (CONABIO, PROFEPA y SEMARNAT)- las autoridades
que se encargan de perseguir los delitos ambientales (PGR) y la División Científica
de la Policía Federal, que aporta su amplia experiencia en el uso del ADN para
identificación de restos humanos.
Y así, ciencia y gobierno están trabajando juntos para
generar protocolos adecuados para que los Códigos de Barras se utilicen de
manera rutinaria por los inspectores en casos donde la identidad de las
mercancías esté en duda, así como construyendo el marco legal adecuado para que
esta “huella de ADN” sea válida en los juicios y procedimientos administrativos
de las autoridades.
Aunque estas instituciones y expertos están trabajando muy
fuerte en crear herramientas para combatir este crimen, sólo si nosotros como
sociedad asumimos nuestra responsabilidad, nos informamos respecto a nuestro
consumo de productos provenientes del estado silvestre y contribuimos cada vez
más a difundir información a más personas, lograremos frenar el tráfico de
especies y sus derivados y conservaremos así la gran riqueza que existe en
nuestro país y en el resto del mundo.
Publicado en la edición semanal de El Comentario
lunes 11 de noviembre de 2013
Número 142, páginas 14-15
Más información del proyecto en:
Fotografías:
1. María G. Velarde Aguilar, edición: Sofía de Teresa
2 y 3. www.profepa.gob.mx
4. photo credit: <a href="http://www.flickr.com/photos/ynse/542370154/">ynse</a> via <a href="http://photopin.com">photopin</a> <a href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.0/">cc</a>
5 y 6. cortesía de Código de Barras de la Vidal Silvestre-México
Comentarios o sugerencias escríbenos a: buzon.pregunton@gmail.com
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