Por Gilda Y. Andrade Michel y María Guadalupe
Velarde Aguilar
Pues pierde… En esta entrega de Ciencia para los
preguntones, les platicaremos sobre una muy carismática familia de aves:
Psitacidae, la cual incluye a los pericos, loros, cotorros y también a las
guacamayas.
Los pericos siempre están presentes en nuestra
cultura mexicana, los vemos a cada rato en publicidad, adivinanzas, en las
cartas de lotería, en el cartel y logotipo de nuestra Feria de Colima, como
mascota en la Universidad de Colima y los escuchamos en dichos y refranes.
¿A qué se
debe tanta popularidad? Bueno, principalmente al hecho de que “puedan
hablar”, “imitar la voz humana” o que “alegran los hogares con sus cantos y
coloridos plumajes”. Por estas razones, desde tiempos prehispánicos se les ha
preferido y comercializado para usarlos como mascotas.
Nuestro país ocupa el octavo lugar a nivel mundial en cuanto al número de especies de
aves. Existen 357 especies de Psitácidos en el mundo, de las cuales, 22 están
en México y se distribuyen en 26 de los 32 Estados de la República Mexicana
incluyendo Colima. Además, contamos con seis especies endémicas, es decir, que sólo
las encontramos en México, en ninguna otra parte del mundo, tales especies son:
la cotorra serrana oriental (Rhynchopsitta
terrisi), loro corona lila (Amazona
finsch), loro tamaulipeco (Amazona
viridigenalis), perico Catarina (Forpus
cyanopygiu), perico verde (Aratinga
holochlora), y el perico de Socorro (Aratinga
brevipes), éste último endémico de Colima.
A los psitácidos se les puede encontrar en ecosistemas
que van desde bosques tropicales hasta bosques de pino, donde buscan lugares
adecuados para anidar, como huecos en los árboles o hendiduras entre las rocas,
que les permitan protegerse de los depredadores, por lo que con la destrucción
de su hábitat natural, cada vez es más difícil apreciar parvadas o ejemplares
en su medio natural.
Durante siglos, estas especies se han comercializado
con fines alimenticios, para usarlos de mascotas y por los vistosos colores del
plumaje los usaban en adornos o vestimenta, además, sus plumas desempeñaban un papel
muy importante en el tributo que se pagaba al impero azteca y en la comercialización
de diversos productos.
La venta de psitácidos se incrementó con la
colonización española, aunque se tienen evidencias de intercambio de piedras
verdes por guacamayas vivas, desde el año 1100 al 1716, entre grupos étnicos de
Norteamérica y culturas mesoamericanas. La preferencia por los polluelos era
notoria ya que era más fácil domesticarlos.
La conducta
de los pericos, sugiere que son animales sociales, ya que viajan y comen en parvadas
de miles hasta un millón de aves, salvo algunos casos especiales que anidan
solos. También puede haber parvadas mixtas, es decir, con más de una especie de
psitácidos (por ejemplo el perico de frente blanca con el perico yucateco).
Las parvadas
con muchos ejemplares, necesitan tener una sociedad exitosa y en armonía, por
ello, aparte de la comunicación vocal y visual (plumaje) tienen técnicas de
acicalamiento y alimentación de cortejo, que mejoran la relación de las
“parejas”, aunque no sea época reproductiva. Con respecto a esto, la mayoría de
las especies son monógamas y pueden formar parejas de por vida, y se ha llegado
a observar que cuando uno de los dos fallece, el otro pierde su capacidad
reproductiva o muere de depresión.
¿Y cuál es la
ventaja de estar en un grupo y tener interacción social? Una vez que están en
una enorme parvada, tienen más probabilidad de sobrevivir a los depredadores
gozando de las alertas por parte de las aves vigías, además, para un individuo
disminuye la probabilidad de que un depredador lo elija entre un grupo grande.
Mitos sobre los pericos
Muchas
personas tienen la costumbre de que al adquirir un perico, lo emborrachan o lo
enchilan “que pa´ que aprenda a hablar bien”, pero lo que no saben es que
muchas especies no pueden “hablar”, sólo cantan o gritan, y lo que realmente
les están haciendo a parte de encarcelarlos, es maltrato animal, esa teoría de
emborracharlos o enchilarlos” no tiene justificación, al igual que el mito de
que si el perico tiene la lengua negra es seguro que hable.
Los pericos
en realidad no hablan, simplemente repiten los sonidos que escuchan en su
entorno, y dichos sonidos no tienen ningún significado para ellos, aunque desde
luego que pueden utilizarlos como una acción de estímulo-respuesta, puesto que
el ave percibe que al imitar ciertos sonidos recibe una respuesta positiva, por
ejemplo si cuando el perico dice tu nombre le das una deliciosa semilla de
girasol, entonces él seguirá repitiéndolo, aunque no es capaz de comprender que
ese sonido sea el nombre de la persona que lo alimenta.
La vida en
cautiverio es muy difícil para los pericos, ya que en muchos casos se estresan
tanto que se pueden hacer daño, como arrancarse las plumas continuamente.
Muchas
personas piensan que la comida favorita de los Psitácidos es la masa y el agua,
pero si tienen algún ave cautiva en casa deben proporcionarle semillas,
cereales, frutas, vegetales, que es lo que comerían en su estado silvestre.
¿Sabías que los pericos pueden transmitir enfermedades
a los humanos?
Pues así como lo lees, muchas aves psitaciformes son vectores de una bacteria
llamada Chlamydia psittaci, la
enfermedad se llama Psitacosis y los síntomas principales son fiebre, dolor de
cabeza, entre otros.
La mayoría de
psitácidos se encuentran en alguna categoría de riesgo, 11 están en peligro de
extinción, 6 están amenazadas y 4 bajo protección especial, esto debido
principalmente a la pérdida de hábitat y al tráfico ilegal de especies, con
respecto al este último, se estima que al año más de 78 mil pericos son
atrapados ilegalmente y el 77% (8 de cada 10) muere antes de llegar al
consumidor final, esto debido a las terribles e inhumanas formas de captura, de
transporte, distribución y venta.
Por eso desde
estas líneas te invitamos a valorar nuestra biodiversidad y conservarla, para
que las especies silvestres puedan vivir en armonía, y si quieres observarlas
en vivo y a todo color existen muchos lugares en México a los que puedes
asistir acompañado de un guía que te explicará todo sobre estas fascinantes
aves.
Y si con todo
esto aún decides adquirir un psitácido, te invitamos a que compres ejemplares
que hayan sido criados en cautiverio con todos los cuidados y permisos
necesarios, y de esta manera se evite la extracción de aves de su medio
natural.
Publicado en
la edición semanal de El Comentario
Lunes 25 de noviembre de 2013
Número 144,
páginas 8 y 9
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