lunes, 25 de noviembre de 2013

El que es perico dondequiera es verde, ¿y el que no?

Por Gilda Y. Andrade Michel y María Guadalupe Velarde Aguilar

Pues pierde… En esta entrega de Ciencia para los preguntones, les platicaremos sobre una muy carismática familia de aves: Psitacidae, la cual incluye a los pericos, loros, cotorros y también a las guacamayas.

Los pericos siempre están presentes en nuestra cultura mexicana, los vemos a cada rato en publicidad, adivinanzas, en las cartas de lotería, en el cartel y logotipo de nuestra Feria de Colima, como mascota en la Universidad de Colima y los escuchamos en dichos y refranes.

¿A qué se debe tanta popularidad? Bueno, principalmente al hecho de que “puedan hablar”, “imitar la voz humana” o que “alegran los hogares con sus cantos y coloridos plumajes”. Por estas razones, desde tiempos prehispánicos se les ha preferido y comercializado para usarlos como mascotas.

Nuestro país ocupa el octavo lugar a nivel mundial en cuanto al número de especies de aves. Existen 357 especies de Psitácidos en el mundo, de las cuales, 22 están en México y se distribuyen en 26 de los 32 Estados de la República Mexicana incluyendo Colima. Además, contamos con seis especies endémicas, es decir, que sólo las encontramos en México, en ninguna otra parte del mundo, tales especies son: la cotorra serrana oriental (Rhynchopsitta terrisi), loro corona lila (Amazona finsch), loro tamaulipeco (Amazona viridigenalis), perico Catarina (Forpus cyanopygiu), perico verde (Aratinga holochlora), y el perico de Socorro (Aratinga brevipes), éste último endémico de Colima.

A los psitácidos se les puede encontrar en ecosistemas que van desde bosques tropicales hasta bosques de pino, donde buscan lugares adecuados para anidar, como huecos en los árboles o hendiduras entre las rocas, que les permitan protegerse de los depredadores, por lo que con la destrucción de su hábitat natural, cada vez es más difícil apreciar parvadas o ejemplares en su medio natural.

Durante siglos, estas especies se han comercializado con fines alimenticios, para usarlos de mascotas y por los vistosos colores del plumaje los usaban en adornos o vestimenta, además, sus plumas desempeñaban un papel muy importante en el tributo que se pagaba al impero azteca y en la comercialización de diversos productos.

La venta de psitácidos se incrementó con la colonización española, aunque se tienen evidencias de intercambio de piedras verdes por guacamayas vivas, desde el año 1100 al 1716, entre grupos étnicos de Norteamérica y culturas mesoamericanas. La preferencia por los polluelos era notoria ya que era más fácil domesticarlos.

La conducta de los pericos, sugiere que son animales sociales, ya que viajan y comen en parvadas de miles hasta un millón de aves, salvo algunos casos especiales que anidan solos. También puede haber parvadas mixtas, es decir, con más de una especie de psitácidos (por ejemplo el perico de frente blanca con el perico yucateco).

Las parvadas con muchos ejemplares, necesitan tener una sociedad exitosa y en armonía, por ello, aparte de la comunicación vocal y visual (plumaje) tienen técnicas de acicalamiento y alimentación de cortejo, que mejoran la relación de las “parejas”, aunque no sea época reproductiva. Con respecto a esto, la mayoría de las especies son monógamas y pueden formar parejas de por vida, y se ha llegado a observar que cuando uno de los dos fallece, el otro pierde su capacidad reproductiva o muere de depresión.

¿Y cuál es la ventaja de estar en un grupo y tener interacción social? Una vez que están en una enorme parvada, tienen más probabilidad de sobrevivir a los depredadores gozando de las alertas por parte de las aves vigías, además, para un individuo disminuye la probabilidad de que un depredador lo elija entre un grupo grande.

Mitos sobre los pericos
Muchas personas tienen la costumbre de que al adquirir un perico, lo emborrachan o lo enchilan “que pa´ que aprenda a hablar bien”, pero lo que no saben es que muchas especies no pueden “hablar”, sólo cantan o gritan, y lo que realmente les están haciendo a parte de encarcelarlos, es maltrato animal, esa teoría de emborracharlos o enchilarlos” no tiene justificación, al igual que el mito de que si el perico tiene la lengua negra es seguro que hable.
Los pericos en realidad no hablan, simplemente repiten los sonidos que escuchan en su entorno, y dichos sonidos no tienen ningún significado para ellos, aunque desde luego que pueden utilizarlos como una acción de estímulo-respuesta, puesto que el ave percibe que al imitar ciertos sonidos recibe una respuesta positiva, por ejemplo si cuando el perico dice tu nombre le das una deliciosa semilla de girasol, entonces él seguirá repitiéndolo, aunque no es capaz de comprender que ese sonido sea el nombre de la persona que lo alimenta.

La vida en cautiverio es muy difícil para los pericos, ya que en muchos casos se estresan tanto que se pueden hacer daño, como arrancarse las plumas continuamente.

Muchas personas piensan que la comida favorita de los Psitácidos es la masa y el agua, pero si tienen algún ave cautiva en casa deben proporcionarle semillas, cereales, frutas, vegetales, que es lo que comerían en su estado silvestre.

¿Sabías que los pericos pueden transmitir enfermedades a los humanos? Pues así como lo lees, muchas aves psitaciformes son vectores de una bacteria llamada Chlamydia psittaci, la enfermedad se llama Psitacosis y los síntomas principales son fiebre, dolor de cabeza, entre otros.

La mayoría de psitácidos se encuentran en alguna categoría de riesgo, 11 están en peligro de extinción, 6 están amenazadas y 4 bajo protección especial, esto debido principalmente a la pérdida de hábitat y al tráfico ilegal de especies, con respecto al este último, se estima que al año más de 78 mil pericos son atrapados ilegalmente y el 77% (8 de cada 10) muere antes de llegar al consumidor final, esto debido a las terribles e inhumanas formas de captura, de transporte, distribución y venta.

Por eso desde estas líneas te invitamos a valorar nuestra biodiversidad y conservarla, para que las especies silvestres puedan vivir en armonía, y si quieres observarlas en vivo y a todo color existen muchos lugares en México a los que puedes asistir acompañado de un guía que te explicará todo sobre estas fascinantes aves.

Y si con todo esto aún decides adquirir un psitácido, te invitamos a que compres ejemplares que hayan sido criados en cautiverio con todos los cuidados y permisos necesarios, y de esta manera se evite la extracción de aves de su medio natural.

Publicado en la edición semanal de El Comentario  
Lunes 25 de noviembre de 2013 
Número 144, páginas 8 y 9



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