lunes, 9 de junio de 2014

Café, sus ángeles y demonios


Por: María G. Velarde Aguilar y Gilda Y. Andrade Michel

Érase una vez, un joven pastor llamado Kaldi que cuidaba cabras en una montaña del lejano oriente, cuando de pronto, observó que sus cabras comenzaron a comportarse de una manera muy extraña; saltaban por doquier y se les veía bastante animadas, todo esto después de comerse las hojas de un arbusto silvestre con bayas rojas. Kaldi decidió probar también aquella planta y comenzó a sentirse lleno de energía.

Intrigado por lo ocurrido, el muchacho llevo algunos frutos a un monasterio. El Abad al escuchar lo cocurrido decidió cocinar las bayas, con lo que se produjo una bebida muy amarga, la cual tiró inmediatamente al fuego. Cuando los frutos calleron a las brazas, comenzaron a despedir un delicioso aroma, así que el Abad decidió hacer una bebida con los granos tostados. Esta es la leyenda más aceptada y quizá también la más romántica de cómo se descrubió el café.

Ese delicioso y preciado líquido es hoy en día la segunda bebida más consumida del mundo, sólo precedida por el agua, con un consumo mundial de aproximadamente 2,500 millones de tazas por día. Es también el segundo producto más comercializado en el mundo, después del petróleo, con ganancias de 15,000 millones de dólares anuales para los países productores. Más de 70 paises en el planeta cultivan esta planta, pero los principales productores son Brasil, Colombia, Etiopia y la India.


A menudo, el café es consumido por sus efectos estimulantes, ¿Quién podría negar que una buena taza de café nos despierta por la mañana?. Dichos beneficios se deben a sus compuestos químicos, entre los que destaca la cafeína (1,3,7-trimetil xantina), un polvo cristalino blanco que tiene un sabor amargo. El café es la fuente más rica de esa sustancia con aproximadamente 100 mg de cafeína por cada 240 mL de café instantáneo. Se sabe que el 70% de la cafeína total consumida proviene del café, mientras que los refrescos y té contribuyen con el 16 y 12% respectivamente.

Las técnicas de procesamiento, tales como el desparafinado y los procesos húmedos, reducen el contenido de cafeína, pero generalmente su concentración se mantiene en el rango de 0.65 a 2.30%.

Algunos otros componentes del café juegan un papel fundamental en el cuidado de la salud, como el ácido clorogénico, el ácido cafeico y la hidroxihidroquinona. Estos son antioxidantes potentes y ofrecen varios beneficios para la salud, como la protección del organismo contra los efectos nocivos de los radicales libres. Su eficacia contra la diabetes mellitus y padecimientos cardiovasculares también son bien conocidos. Producen el estado de alerta a través de estimular las funciones y es un tratamiento eficaz para personas somnolientas. Su consumo moderado también puede mejorar el funcionamiento cognitivo, el sentido de la sensibilidad, así como la digestión.


Por el contrario, las pruebas relacionadas con su papel en los trastornos cardiovasculares y algunas formas de cáncer ha sido presentadas en varias investigaciones científicas. Además, el consumo de café tiende a reducir la eficacia de algunos medicamentos cardioprotectores como la atrovastatina y puede causar insomnio. Si el consumo se vuelve habitual y retirado, su abstinencia se acompaña con dolor de cabeza, fatiga, dolores musculares, etc.

 La Organización Panamericana de la Salud recomienda una ingesta de 3-4 tazas de café diariamente para mantener una adecuada salud, ya que las discrepancias de salud relacionadas con el consumo de café, a menudo se atribuyen al consumo de una cantidad excesiva de la cafeína u otros componentes.


Tomado de: Sadiq-Butt y Tauseef-Sultan, 2011

Sin duda, los beneficios a la salud asociados con el consumo de café son lo suficientemente robustos como para que se le recomiende como una bebida habitual, sin embargo, dadas las contradicciones que existen, es necesario realizar más investigaciones para despejar nuestras dudas, y recuerde usted mi querido lector que más vale “nada con exceso, todo con medida”.

Publicado en la edición semanal de El Comentario  
lunes 9 de junio de 2014 
Número 166 , páginas 8-9 


Fuente:

Sadiq Butt, M. y Tauseef Sultan, M. 2011. Coffe and its Consumption: Benefits and Risks. Critical Reviews in Food Science and Nutrition, 51:363-373.

Fotografías:

María G. Velarde-Aguilar CC BY-NC-ND. Creative Commons. No se permite un uso comercial de la obra original, ni la generación de obras derivadas.

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