lunes, 9 de febrero de 2015

Sarampión, Disneylandia y Antivacunación: una tríada peligrosa

Por: María G. Velarde Aguilar y Gilda Y. Andrade Michel


Disneylandia, conocido como “el lugar más feliz del mundo”, se convirtió en el sitio donde ocurrió uno de los brotes de sarampión más grandes registrado en los Estados Unidos, con 36 personas infectadas entre el 15 y 20 de diciembre del año pasado.


Apenas en el 2000 se había declarado al sarampión como erradicado en los Estados Unidos, con unas cuantas fuentes de exposición provenientes de visitantes extranjeros, o de estadounidenses que viajaban y llevaban esa enfermedad a su país. Sin embargo, en años recientes se han registrado brotes significativos, como el ocurrido en Disneylandia, a partir del cual ya se han detectado más de cien casos repartidos en 14 estados.


La pronta propagación de esta enfermedad se debe a su modo de transmisión, ya que el virus causante del sarampión se transmite por la tos, estornudos o contacto directo con fluidos nasales infectados, y puede permanecer activo hasta por dos horas en el aire o sobre superficies infectadas.


No existe tratamiento antiviral específico contra este virus, y entre sus complicaciones más graves se encuentra la ceguera, encefalitis (infección acompañada de edema cerebral), diarrea grave, infecciones del oído, infecciones respiratorias graves (como neumonía), aborto o parto prematuro, y en el 10% de los casos, donde haya malnutrición y falta de atención médica adecuada, puede causar la muerte.

Campañas de vacunación contra el sarampión

Pero lo que sí tenemos es una vacuna muy efectiva que previene el sarampión, entonces ¿Por qué ocurren estos brotes en países desarrollados donde la disponibilidad a las vacunas no es problema? Pues resulta que en los últimos años se ha visto una reducción en las tasas de vacunación en Estados Unidos y otros países como Canadá e Inglaterra, debido a una serie de ideas falsas y dañinas contra la vacunación, que cada vez toman mayor fuerza.

Se dice, entre otras cosas, que las vacunas causan autismo, un mito promovido por el inglés Andrew Wakefield, al que se le retiró su licencia como médico debido a sus irresponsables campañas antivacunación. Otros afirman que el cuerpo tiene la suficiente capacidad para curarse a sí mismo de cualquier infección, y desde luego que nuestro organismo combate una serie de patógenos pero no de modo muy eficiente, y una prueba de ello son todas las epidemias que han causado la muerte de millones de humanos a lo largo de la historia.

También se afirma que las vacunas no son tan efectivas como para prevenir enfermedades, esto a pesar de según estimaciones de la OMS anualmente se salvan de 2 a 3 millones de vidas. Las vacunas han demostrado ser tan útiles que podemos jactarnos de que la viruela esté erradicada a nivel mundial desde 1980.

Algunos otros sorpresivamente se apegan a la frase: “si no lo veo, no existe”, o sea que como a su alrededor no ven personas enfermas, pues piensan que esas enfermedades no existen, o bien que los enfermos están por allá en tierras muy lejanas y que nunca estaremos en contacto con ellos. Si bien es una verdadera dicha que ahora en nuestro país algunas enfermedades sean cosa del pasado, nunca debemos olvidar que estamos a tan solo un vuelo de distancia de esos padecimientos.


Casos de pacientes en EUA antes y después de la era de las vacunas hasta el 2007

Pero la negación a vacunarse no es nueva, se tienen registros de un grupo de soldados ingleses que en 1899, por miedo, se negaron a aplicarse la vacuna contra el tifus, y se encargaron de destruir gran parte de las vacunas, por lo que sólo 14 mil pudieron ser vacunados, el resultado fue: 60 mil infectados.

Una de las particularidades de las vacunas es que solo protegen a la población si la gran mayoría se vacuna, mediante lo que los inmunólogos llaman inmunidad en grupo. Esto funciona porque las personas vacunadas les proporcionan protección a los pocos individuos que no pudieron ser vacunados por distintas razones como alergias, enfermedades inmunodeficientes, corta edad o embarazo. De modo que mientras mayor es la proporción de individuos inmunes, menor es la probabilidad de que las personas susceptibles se encuentren con gente infectada y así, ¡todos salimos ganando!

Los padres que deciden no vacunar a sus hijos por razones no médicas, no solo ponen en riesgo a sus hijos, sino que también a las personas que no pueden ser vacunadas, o a aquellas que recibieron las vacunas hace mucho tiempo y cuyo efecto puede verse disminuido, y que entonces dependen de la inmunidad en grupo.

Así que dejamos la pregunta en el aire ¿En verdad los padres deberían tener la “libre elección” de no vacunar a sus hijos por cuestiones no médicas, aún cuando su desinformada decisión pueda tener repercusiones en la humanidad entera?


Publicado en la edición semanal de El Comentario  
lunes 9 de febrero de 2015 
Número 195, páginas 14-15 

Fuentes:

Leifer, C. 2015. ¿Qué podemos aprender del brote de sarampión en Disney? CNNMéxico.

Organización Mundial de la Salud (OMS). 2014. Sarampión. Consulta: 4 de febrero de 2015.

Fotografías:

Foto 1: 
photo credit: <a href="http://www.flickr.com/photos/74847775@N00/4673315224">Walt and Mickey - Magic Kingdom</a> via <a href="http://photopin.com">photopin</a> <a href="https://creativecommons.org/licenses/by-nd/2.0/">(license)</a>


 Foto 3: 
photo credit: <a href="http://www.flickr.com/photos/87642443@N05/14051547182">Semana de Vacunación en las Americas 2014 - Paraguay</a> via <a href="http://photopin.com">photopin</a> <a href="https://creativecommons.org/licenses/by-nd/2.0/">(license)</a>

Foto 4: Traducida a partir de: https://www.behance.net/gallery/2878481/Vaccine-Infographic


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